viernes, 19 de agosto de 2011

El ABC de la especulación alimentaria

Hambruna, especulación y deuda en Somalia


Más allá de la grave sequía que sufre el Cuerno de África, hay una serie de razones estructurales que están detrás de esta nueva hambruna, según denuncia la red ¿Quién debe a quién?

Segun la FAO “la hambruna en Somalia ha provocado la muerte de decenas de miles de personas en los últimos meses y la situación podría agravarse”. Las causas de la hambruna en el Cuerno de África, y en Somalia en particular, no se limitan a la situación de grave sequía.

La especulación alimentaria, el control del negocio por parte de la agricultura industrializada y el acaparamiento de tierras juegan un triángulo desastroso para la población somalí. De este modo, las tierras en manos de muy pocas personas o, en el peor de los casos, de empresas o fondos de inversión extranjeros, se emplean para producir grano para los mercados internacionales en los cuales, gracias a la especulación con los alimentos, sus precios se disparan. Todo ello reduce a la población somalí a la pobreza y a la incapacidad de acceder a alimentos. Así, Somalia tiene una esperanza de vida de 50 años y tan sólo un 30% de la población tiene acceso al agua potable.

Además de la especulación financiera, ¿Quién debe a quién? también denuncia el endeudamiento ilegítimo acumulado a lo largo de décadas y, sobre todo, desde la dictadura de Siad Barre (1969-1991).

A este incremento de la deuda externa se sumó, entre 1981 y 1990, la puesta en marcha de toda una serie de políticas impulsadas por el FMI y el BM por el régimen de Siad Barre. Estas políticas supusieron privatizaciones y medidas de liberalización financiera, entre otras. Todas ellas de corte muy similar a las que hoy incluye el Pacto del Euro. Con estas medidas, la deuda pasó de poco más de 1.000 millones de dólares en 1981 a 2.300 millones en 1990.

Desde la caída del dictador Barre, el valor de la deuda externa de Somalia no se ha incrementado demasiado. Así, durante el período 1990–2009, la deuda ha pasado de 2.370 a 2.972 millones de dólares, ya que la comunidad internacional no mantenía relaciones financieras con el Estado somalí fallido (no le daban crédito). En estos años, el aumento de la deuda externa somalí se debió principalmente a intereses por impagos que se acumulan a la deuda pendiente (incluyendo principal e intereses del crédito). Desde 1991 el Gobierno de Somalia solo ha realizado un pago de servicio de deuda, en 1996 (2,7 millones de dólares), por lo que de facto se trata de un Estado en suspensión de pagos.

De este modo, en 2009 (último año del que hay datos) Somalia tenía una deuda externa de cerca de 3 mil millones de dólares que supone unos 255 dólares per cápita y se estima que significa más del 300% en relación a su PIB.

Por todo ello la red ¿Quién debe a quién? considera que el Gobierno español tiene que tomar toda una serie de medidas para minimizar los problemas del Cuerno de África. Entre ellas destacan: • Cancelación de la deuda somalí. • Retirada de la deuda externa somalí, 26,73 millones de euros son con el Estado español. Esta deuda corresponde toda a dos créditos FAD (Fondos de "Ayuda al Desarrollo") otorgados en 1987 y 1989 al régimen dictatorial de Mohamed Siad Barre. Oficialmente los créditos se destinaron a transporte terrestre. No obstante, el su destino último fue para la venta de camiones y vehículos militares españoles a Somalia. Las empresas españolas que se beneficiaron de la operación en ambos casos fueron ENASA - PEGASO y FOCOEX, que en el momento de la concesión de los créditos eran 100% públicas.

Este es un ejemplo claro de como la mayoría de la deuda externa somalí se puede declarar como deuda ilegítima, de opresión, ya que estos créditos sirvieron para mantener o fortalecer al régimen dictatorial y represor de Somalia.

Además, desde 2008, el Gobierno ha seguido gastando dinero con fines militares en Somalia mediante la operación Atalanta de la UE. Esta ha sido la costosa misión militar para proteger un puñado de barcos pesqueros españoles durante su expolio de la pesca somalí. Solo en 2010 el Gobierno gastó 82,3 millones de euros en esta misión, a los que habría que añadir 2,7 millones para la formación de militares somalíes (misión EUTM-Somalia). Por otro lado, ¿álguien ha visto algún pescador somalí en costas españolas?. No, ¿verdad?...

En este contexto, la FAO ha pedido 1.100 millones de dólares para hacer frente a la hambruna que sufre el país. El Gobierno español ha prometido 25 millones de euros, algo menos de la deuda que operaciones militares de la zona, especialmente de la operación Atalanta. • Impulso de medidas contra la especulación financiera con los alimentos, como el impuesto a las transacciones financieras, el registro público y control de los CDS (como ocurre, en parte, en EEUU), prohibir (o al menos limitar seriamente) las ventas en corto y al descubierto, eliminar las operaciones OTC, obligando a que todas ellas tengan que estar reguladas en los sistemas bursátiles, eliminar los paraísos fiscales... Todas ellas de fácil aplicación con voluntad política, pues ya se realizaron en el pasado. • Salida de la alimentación de la OMC (Organización Mundial del Comercio) como paso previo para el impulso de un modelo agroalimentario más localizado y basado en la seguridad alimentaria.
 
Pueblos. Revista de información y debate http://www.revistapueblos.org/spip.php?article2223
 
El ABC de la especulación alimentaria
 
¿Qué está ocurriendo?

Agosto 2011. Los precios globales de los alimentos suben por noveno mes consecutivo. El índice de precio de los alimentos de las Naciones Unidas alcanza récords históricos. El trigo ha doblado su precio desde junio de 2010 y el azúcar está en los niveles más altos de los últimos 30 años.

Los economistas avisan de que los precios de los alimentos básicos muestran escasa tendencia a estabilizarse. Es más, aseguran que los precios de los cereales y el azúcar aumentarán en los meses venideros.

¿A qué se debe esta situación?

El precio de los alimentos viene marcado por varios factores:

-Aumento de la demanda en países con economías emergentes, con cambios en los patrones de consumo. Ejemplo: mayor consumo de lácteos en China.

-Estancamiento de la producción agrícola, debido a falta de inversión y a políticas de ajuste estructural priorizan la exportación en lugar de asegurar que se cubran las necesidades básicas de la población.

-Producción de agrocombustibles en lugar de alimentos.

-Subida del precio de combustibles fósiles y fertilizantes.

-Fluctuaciones en el dólar.

-Malas cosechas.

-Especulación alimentaria.

Como de los otros factores ya se habla bastante para justificar las subidas constantes en los precios de la gasolina, de la luz o de los alimentos, me voy a centrar en la especulación alimentaria, que se comenta mucho menos.

La especulación alimentaria:

La especulación en los mercados de alimentos no es algo nuevo. Ya en el siglo XVII se especulaba con el precio del arroz en los mercados japoneses mucho antes de que fuera cosechado. Hacia mediados del siglo XIX se creó en Estados Unidos el mercado de agrofuturos con la idea inicial de ofrecer a los productores con cierta cobertura (hedging) como seguro contra eventualidades.

La cosa funcionaba (y funciona todavía) así: en enero, un agricultor acuerda con un especulador la venta de su cosecha de trigo a un precio fijo en agosto de ese mismo año. El acuerdo se fija en un contrato. La ventaja para el agricultor está en la seguridad de un precio fijo en agosto. El interés para el especulador estiba en la posibilidad de que, llegado agosto, el precio del trigo suba por encima de lo acordado con el productor, con lo que conseguiría un beneficio por su venta. Este tipo de contratos de compra se conocen como derivados financieros y en el caso del trigo es un contrato de venta de futuros.

El agricultor pague una cantidad fija por establecer el contrato y transferir el riesgo al especulador. El especulador a su vez puede negociar un contrato de venta del trigo a un molinero en el futuro. El molinero se asegura un precio fijo por la mercancía y paga una cantidad fija por el contrato de compra de futuros. El precio final, claro está, es mayor que si el agricultor vendiera directamente al molinero, ya que está influenciado por el especulador y por las tasas de establecimiento del contrato. Paradójicamente, el especulador no suele recibir el trigo comprado para enviarlo al molinero sino que el mismo agricultor se lo envía directamente desde su granja. Al establecer acuerdos de compra y venta a la vez, el especulador limita su riesgo a la diferencia de precio entre ambos futuros. La justificación ética para la actuación del especulador está en la adquisición de un riesgo.

En un mercado regulado, este tipo de especulación es normalmente conocida como especulación “beneficiosa” y a los intermediarios se los llama hedgers en lugar de especuladores, porque ofrecen cierta "seguridad". La desregulación de los mercados en la década de los 90 ha dado lugar a distorsiones en este tipo de especulación con consecuencias catastróficas.

Papel de los Inversores Institucionales, Index Funds y Hedge Funds

La crisis de las hipotecas sub-prime de 2007 hizo que numerosos index funds y hedge funds buscaran nuevos mercados para la especulación, entrando así en el mercado de materias primas de la agricultura.

Tanto los Index Funds como los Hedge Funds tienen como objetivo extraer el mayor beneficio posible del movimiento de sus capitales. La entrada de inversores institucionales y sus fondos multimillonarios en el mercado de agrofuturos hizo que se disparara la demanda y con ella los precios. El efecto añadido de los Hedge Funds, con su enorme poder de compra, acentúo esta subida de precios, distorsionando el mercado.

El precio de algunos derivados agrícolas se incrementó en un 160% entre junio de 2005 y julio de 2007. Esto dio lugar a una burbuja especulativa alimentada por una sobredemanda ligada a la disponibilidad de dinero para la inversión en materias primas agrícolas y una escasez de productos debida al stockage de especuladores en espera de mayores aumentos de precio.

Este proceso se ha ido repitiendo periódicamente. Los picos de 2006, 2008 y 2010 corresponden a burbujas especulativas. La burbuja se forma durante la fase de incremento de los precios y cuando explota provoca el desplome de los mismos. Estas abruptas subidas y bajadas de precios no pueden ser atribuidas a una mayor demanda por consumo (no cabe pensar que por ejemplo los chinos se atiborren de yogures durante un par de meses para luego olvidarse de ellos por completo).

Consecuencias de la especulación con alimentos:

Especular con el precio futuro de las hipotecas o con los valores de divisa extranjera ha llevado al colapso del sistema financiero internacional, con consecuencias desastrosas para millones de personas que han quedado en paro, deudas públicas disparadas y recortes en servicios sociales básicos. Especular con el precio de los alimentos, sin embargo, supone una amenaza directa para la supervivencia de millones de seres humanos.

Para que nos hagamos una idea, el gasto medio en comida en los hogares de los países económicamente favorecidos viene a ser de un 10-15% de los ingresos totales. Ese porcentaje sube hasta el 50-90% en los países más empobrecidos. La subida de precios obliga a los hogares a gastar más dinero en alimentos. La consecuencia es que el número estimado de personas con malnutrición crónica se incrementó en 75 millones en 2007 alcanzando cifras por encima de los 1.000 millones en 2011.

Aunque la mayor parte de las personas con malnutrición crónica viven en países económicamente desfavorecidos, un porcentaje cada vez más significativo provienen de países enriquecidos. En España, las peticiones de alimentos de gente que no tiene para comer llegado el fin de mes ha aumentado espectacularmente.

Consecuencias del aumento en el precio de los alimentos:

1.Deficiencias nutricionales crónicas.

2.Pérdida de ahorros, venta de propiedades o endeudamiento para comprar alimentos.

3.Reducción de Derechos Humanos como la educación, la sanidad y la planificación familiar.

4.Aumento del número de mujeres que asumen trabajos inseguros o de alto riesgo, como empleadas del hogar o prostitutas.

Permitir apuestas sobre el hambre por parte de los mercados financieros es inadmisible, inmoral e indefensible y debe ser detenido. No se puede tolerar que sufra más gente para satisfacer la avaricia de unos cuantos. La regulación intensa del mercado financiero es una gran asignatura pendiente en pro de la justicia social.

 
 

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